viernes, 25 de junio de 2010

SUPERESTRUCTURA DEL TEXTO ARGUMENTATIVO


Para producir un texto convincente, que exponga con claridad los argumentos, hay que organizarlo, darle cierta estructura para que los receptores comprendan mejor el punto de vista del argumentador.

La estructura mínima de un texto argumentativo se compone de las siguientes partes: enunciado del tema, posición del emisor, narración muy breve, enunciado de argumentos, objeciones y rechazo a posibles argumentos contrarios a la posición del emisor (contraargumentación) y conclusión.

Enunciado del tema: la argumentación surge cuando un tema es opinable o controversial, es decir que provoca puntos de vista diferentes. También puede ser que no se opine acerca del problema sino que se propongan distintos modos de solucionarlo (por ejemplo, la presencia de residuos en la calle). Sin embargo, no todo tema es opinable, porque las investigaciones científicas o las leyes hacen que en ciertos casos exista un solo punto de vista. Por ejemplo, así como la edad mínima para ser encarcelado por delito es un tema opinable, no lo es el delito mismo, porque está penalizado por las leyes.

Posición del emisor: el emisor del texto argumentativo, o argumentador, expone su punto de vista con respecto al tema o problema. Puede hacerlo explícitamente (por ejemplo, Esta situación abusiva debe ser remediada) o exponerlo de manera menos directa, mediante ciertos adjetivos o adverbios que expresen valoraciones (por ejemplo, La inclasificable desidia de la burocracia…).

Narración: habitualmente, se inserta una trama narrativa para explicar los antecedentes del tema o algunos datos que el receptor necesita para comprender la situación opinable y/o argumentación que sigue.

Argumentos: el argumentador desarrolla una o varias razones que fundamentan lógicamente su posición, es decir, son las causas que justifican su punto de vista. Para ello, recurre a ciertos recursos argumentativos como la exclamación, la ironía, la cita de autoridad, los ejemplos, etc.[loa recursos se trabajarán más adelante] (por ejemplo, si alguien intenta convencer a otro de que cambie de trabajo, podría decirle: ¡Ese trabajo parece una esclavitud! ¿Cómo vas a trabajar diez horas sin ir al baño? Tratá de conseguir otra cosa.)

Objeciones a posibles argumentos contrarios (contraargumentación): el emisor se anticipa a lo que otros pudieran responderle, y contradice esos posibles argumentos (por ejemplo, Aunque pienses que el sueldo es bueno, a mí me parece que es poco por tantas horas).

Conclusión: en general, las argumentaciones terminan con un resumen de los argumentos (por ejemplo: tendrías que cambiar de trabajo.). En otras ocasiones, la conclusión consiste en solicitar una solución para el problema que se expone.

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